Lugar: The James Joyce c/Alcalá, 59, Cibeles. Madrid
Participantes: Andrés, Cristina P., Sara, Yoli, Santi, David, Jose, Efra, Bárbara, Paula, Ángel, Elián y unos amigos de Bárbara.
Elección de Pub: democrática
Y llegó el Carnaval. Para los paganos había que honrar a algún dios como Baco, y para los católicos empezaba la cuaresma y es un momento de liberación antes tener que portarse "como Dios manda". Nosotros sólo honramos a Arthur, a nuestros amigos y a nosotros mismos. Así que nos pusimos algo en la cabeza y celebramos nuestro propio carnaval en The James Joyce. Pub conocido por los amantes del fútbol y el rugby.
James Augustine Aloysius Joyce fue uno de los más importantes e influyentes escritores irlandeses del siglo XX. Sus obras más importantes fueron Ulises y Finnegans Wake (pronto visitaremos un pub con este nombre). Unos días antes había sido el 131 aniversario de su nacimiento, y como nos gustan los capicuas... teníamos que juntarnos para beber.
Llegamos por separado pero puntuales. Como era carnaval, lo primeros que nos encontramos al entrar al pub fue un hombre de hojalata. Cuando nos recuperamos del susto, pudimos apreciar un local muy amplio y agradablemente iluminado. A la derecha se encontraba una amplia barra. El resto de la planta eran sillas, mesas, banquetas altas y sillones, y un pequeño escenario junto a la entrada. A las 21.30 ya se encontraba lleno de gente y nos alegramos de haber reservado mesa. La decoración era totalmente tradicional, a destacar unas vidrieras en las ventanas con los retratos de los más famosos escritores irlandeses y alguno de Cela, Dalí...
Nosotros nos ubicamos en la planta superior, dedicada a servir comidas y cenas. Había partido de fútbol y en esta planta se podía ver con un proyector. El volumen no estaba muy alto y no había mucho forofo, por lo que pudimos estar más o menos relajados.
La variedad de la carta de cervezas no era amplia. Heineken, Murphys, Paulaner y Guinnes. No había sidra de grifo, sólo Magner de manzana en botella. Las cervezas las tiraban con prisa. No ponían posavasos y muchas veces la cerveza te la echaban en el primer vaso que encontraban. Había dos personas para atender en las mesas de arriba, y sólo uno de ellos estaba atento a nosotros. Y la persona que tiraba las cervezas y atendía en la barra era indistinguible de un parroquiano borracho más, si no fuese porque llevaba un polo oficial de Guinness. En realidad todos los camareros estaban más borrachos que nosotros.
El precio de las cervezas es un punto a destacar: entre 4,80 y 4,60 las pintas. El tercio de sidra: 4,50. Y la comida muy buena, con platos vegetarianos y dependiendo del plato, más o menos bien de precio. Por 1,80 puedes comer un puré de patata delicioso. Pero tardan en servirla. Montones de sobres de ketchup en la mesa, pero nada de mostaza.
Cuando terminó el partido de fútbol (fuese el que fuese, porque allí ninguno le prestamos atención) empezó un concierto de un grupo que tocaba éxitos de los 70´, 80´...Aunque había terminado el partido, mantuvieron el sonido de la TV en nuestra zona. Tuvimos que ir a pedir amablemente que bajasen el volumen. Subió el camarero disfrazado de Clark Kent para tal fin y además nos entregó el control de aire acondicionado. Algo que Efra y una servidora agradecimos, porque somos premenopáusicas.
Al finalizar el concierto pusieron música típica de estos locales. Hasta que, por una extraña razón (o un cani amordazando al encargado de la música) a las 00.30 empezó a sonar música pachanguera. Nosotros estábamos en plena explosión de versos en la mesa (ahora detallo esta parte), pero cambiaba bastante el ambiente que hasta el momento había. A la media hora el encargado de la música debió recuperar el sentido (del buen gusto) y volvieron a sonar grandes éxitos de ayer y de hoy. Destacar que a Efra, Jose y una servidora les encantó escuchar temas de los grupos de Alaska.
Hablemos ahora de los versos que volaron por aquella mesa del James Joyce... Quisimos hacer un concurso de poesía inspirados por la buena noche y la buena compañía. Hubo muchas, pero desgraciadamente algunas debieron perderse entre tantos trastos en la mesa. Esto es lo que se conservó de aquella noche:
"Añorando la cerveza me encuentro
aunque disfruto mucho este momento
A falta de dinero para ir a Irlanda
nos montamos en Madrid nuestra parranda.
En mi cama más tarde
pensaré en esta noche
y tocándome con gracia
mi placer será un derroche"
"Entre Elián y Paula
el amor florece
Efraím las imagina
y su largo pene crece
Con suerte en unos meses
celebrarán una boda bonita
y en su noche de bodas
harán la tijerita"
"De este boli sale tonta,
cerveza de pinta.
Cocido de la olla
y leche de la vaca"
"De todas las cosas
que una cerveza imagina
La más bonita y hermosa,
es tu vagina
con forma de mariposa"
Una noche llena de expresión artística y cabezas decoradas.
The James Joyce es un pub ideal si buscas lo que en España consideramos un típico pub irlandés; en lo que a decoración se refiere. Pero no hay variedad de cervezas y las que tienen no las sirven bien. Lo hacen rápido y sin prestar atención. La espuma ha perdido consistencia después de darle el primer trago. La atención deja mucho que desear. Pero tienen música en directo los fines de semana, música agradable de fondo, una carta variada y encuentras bastantes platos para vegetarianos. El precio de las pintas es menos que en otros pubs del centro y el de la comida no es excesivamente cara. Seguro que es perfecto para ir a ver partidos. De hecho es la razón por la que es conocido.
Como la compañía es lo importante... una noche MARAVILLOSA
Puntuación del local: 19 puntos
Opinión: es amplio y está bien decorado. Tiene música en directo incluso los fines de semana. La comida no es excesivamente cara, tienen variedad para vegetarianos y está buena. Muy pocas cervezas, mal servidas y nada de sidra de grifo. La atención deja mucho que desear.







